07 mayo, 2009

Eres lo que escribes. Eres cómo escribes

Bajo el lema del “nunca es tarde”, me uno a la campaña “Eres lo que escribes. Eres cómo escribes”, una idea fantástica surgida en la blogósfera. Si bien, al principio, la iniciativa se plasmó en Escribe sin Faltas, fueron centenares los que se unieron a esta cruzada de devolver al lenguaje la gran cuota de importancia que posee en la comunicación diaria, no sólo en términos de hacernos entender en la cotidianeidad, sino también como herramienta de trabajo para aquellos que hemos elegido estos rumbos.
Nuestro idioma es una ciudad imaginaria que entre todos levantamos. Esta idea, plasmada en uno de los artículos, me pareció muy ilustrativa, dado que demuestra el carácter imprescindible de hacernos entender.
Si bien es verdad que puede existir un margen de error para aquellas fallas involuntarias que atentan con esta premisa (un tipeo acelerado y la desaparición de una vocal o un doble espacio cuando uno hubiera bastado. Aclaración: noten el énfasis puesto en la unicidad de los casos. Estas fallas no puede permitirse de modo frecuente), lo cierto es que debemos ser bien claros en los mensajes que difundimos, prestando especial cuidado a la audiencia que va dirigida para disminuir la posibilidad de mal interpretación.
En tal sentido, coincido con Ignacio Duelo Van Deusen: Cuando enviamos una gacetilla, un mensaje por correo electrónico o un informe, ese documento es una foto de nosotros, y si tiene errores de ortografía será como ir a una reunión de directorio en bermudas floreadas. Habrá, dentro del auditorio, quien sea indiferente a nuestro estilo o quien se divierta con ello, pero habrá quien se muestre molesto y lo diga, o peor aún, quien no diga nada y nos incorpore a su lista de “poco serios”.
Para finalizar, comparto algunas de las ideas destacadas de la campaña:

La materia básica de la escritura es el lenguaje. Y decir lenguaje es hablar de vasos comunicantes que vinculan nuestro paso por el mundo, nuestra cultura en el tiempo.
Escribir es perdurar.
Somos lo que escribimos, somos como escribimos. Es lo que advierten, sobre todo, los lectores. La otra orilla de ese río interminable llamado escritura son quienes nos leen, quienes nos observan sin condescendencias ni miramientos.
Nuestra lengua es historia en marcha. No algo detenido en el tiempo. No una pieza de ámbar. No una reliquia. Es un ente vivo, una música que es un regalo a compartir, un don a explorar de cara al futuro. Por eso apuesto por su escritura consciente en todo momento y lugar. Por eso pido se le cuide y se le atienda como una madre prodigiosa cuya descendencia cuenta con hijos tan disímiles en timbres y tonos, en personalidades y gustos.
Por eso Eres lo que escribes, eres como escribes tiene como propósito impulsar el español desde lo que nos une y no desde lo que nos separa, desde lo que nos fortalece y no desde lo que nos debilita. Escribir para entendernos: pensando en los demás y no sólo en nosotros mismos. Escribir para ser una comunidad y no un simple conjunto de sectas herméticas con sus propias claves ortográficas.

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