17 octubre, 2008
Un interesante artículo escrito por el Dr. Daniel Casais da cuenta de lo que muchas organizaciones promulgan y solo pocas llevan a la práctica diaria y constantemente. Si bien es cierto que de tanto en tanto las empresas (de todos los tamaños) desarrollan actividades en pos de lograr la tan ansiada motivación (y, por ende, productividad, el fin último), ésta suele ser considerada como una práctica extraordinaria, y no como una tarea que debe hacerse día tras día.
En un momento en el que casi todo parece transformarse en un commodity, son las personas y sus capacidades profesionales singulares las que sin duda determinaran el éxito de una compañía y la diferenciación respecto de la competencia.
“Son ellos (los profesionales) los que llevan adelante las acciones definidas por la alta gerencia, los que se vinculan con el cliente, los que entienden y atienden los requerimientos en cada momento.
Son ellos los que se relacionan emocionalmente con las personas que conforman las otras organizaciones relacionadas.
Son ellos los que, en función de cómo deseen llevar a cabo su tarea (bien o mal), definen el éxito o fracaso en esa gestión y, por ende, la que determine perder o no el tan ansiado negocio”.
Ahora bien, a los detractores natos de motivación como un bajo salario, falta de horizontes, la rutina, los tele pasillos que se arman en las empresas producidos por una falta de comunicación interna formal y que no hace más que generar malos entendidos y ansiedad, se le suman otros iguales de frecuentes pero menos “publicitados”.
Uno de ellos es la falta de justicia. “Cuando el personal siente que las decisiones que se toman no son justas en la asignación de puestos, en la escala salarial o en el tráfico de influencias; el alejamiento del personal es
cuestión de tiempo”.
Otro es el control excesivo. “Sabemos que la desconfianza y el control que esto lleva, genera un daño en el amor propio”. La inseguridad frente a la propia tarea y la falta de copyright que ejercemos sobre nuestras propias acciones (cuyos créditos se llevan otros) hacen mella en la performance del profesional.
Si bien es cierto que sin estrategia y dirección todo negocio se convierte en un barco sin rumbo destinado a naufragar, es el personal el que sostiene con su tarea la vida corporativa. Así debe considerarse la importancia de su aporte. Así debe considerarse la importancia de su bienestar.
En un momento en el que casi todo parece transformarse en un commodity, son las personas y sus capacidades profesionales singulares las que sin duda determinaran el éxito de una compañía y la diferenciación respecto de la competencia.
“Son ellos (los profesionales) los que llevan adelante las acciones definidas por la alta gerencia, los que se vinculan con el cliente, los que entienden y atienden los requerimientos en cada momento.
Son ellos los que se relacionan emocionalmente con las personas que conforman las otras organizaciones relacionadas.
Son ellos los que, en función de cómo deseen llevar a cabo su tarea (bien o mal), definen el éxito o fracaso en esa gestión y, por ende, la que determine perder o no el tan ansiado negocio”.
Ahora bien, a los detractores natos de motivación como un bajo salario, falta de horizontes, la rutina, los tele pasillos que se arman en las empresas producidos por una falta de comunicación interna formal y que no hace más que generar malos entendidos y ansiedad, se le suman otros iguales de frecuentes pero menos “publicitados”.
Uno de ellos es la falta de justicia. “Cuando el personal siente que las decisiones que se toman no son justas en la asignación de puestos, en la escala salarial o en el tráfico de influencias; el alejamiento del personal es
cuestión de tiempo”.Otro es el control excesivo. “Sabemos que la desconfianza y el control que esto lleva, genera un daño en el amor propio”. La inseguridad frente a la propia tarea y la falta de copyright que ejercemos sobre nuestras propias acciones (cuyos créditos se llevan otros) hacen mella en la performance del profesional.
Si bien es cierto que sin estrategia y dirección todo negocio se convierte en un barco sin rumbo destinado a naufragar, es el personal el que sostiene con su tarea la vida corporativa. Así debe considerarse la importancia de su aporte. Así debe considerarse la importancia de su bienestar.
Fuente Infocomercial
Etiquetas: Liderazgo
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