05 marzo, 2009

Revalorizar profesionales: el compromiso del otro

Los lectores asiduos notarán que la palabra “revalorizar” es un término que empleo con frecuencia. Y no es casual o producto de una escasa disponibilidad de vocablos.
La palabra revalorizar alude literalmente a “devolver a algo la estimación que había perdido” y es en función de este significado que lo empleo con el objetivo de que se tome conciencia de la importancia que solían tener las cosas, los comportamientos, las personas. La esperanza de que volvamos a dotarlos del valor exacto que solían poseer y podamos dimensionar una vez más la relevancia de su existir.
Algo de esto dijo para Infobaeprofesional Ricardo Giménez Zapiola, Gerente General de FedEx en el artículo de Management.
Con la intención de ofrecer armas para hacer frente al escenario desafiante que plantea una economía internacional y local tambaleantes, Giménez Zapiola refuerza la idea de apostar al capital humano de las empresas, importantísimos eslabones, no sólo por su lugar en la cadena de producción sino también, y fundamentalmente, por el valioso papel que cumplen como vectores de proyección hacia el exterior de la imagen de una empresa.
“No me puedo dar el lujo de permitir que se vayan diez empleados y después volver a tomar gente porque no son commodities: cuando los necesitás los tenés y sino los despedís. Es gente en la que uno invierte tiempo y dinero en cuanto a su capacitación y formación, un eslabón importante de una gran cadena”, afirma de manera categórica el profesional. ¿Y acaso no es así? ¿O acaso cuando vemos a una empresa con alto grado de rotación de personal no nos preguntamos qué sucede allí adentro? ¿Qué clima laboral ha de imperar o que exigencias extralaborales se deben trazar para que los profesionales busquen nuevos rumbos?.
Tanto en virtud del impacto en los profesionales de la incertidumbre que se vive por este contexto con más interrogantes que certezas, como así también producto del día a día de una empresa, es FUNDAMENTAL no abandonar el camino de la comunicación interna. Bien sea una multinacional con herramientas dinámicas para informar a miles de empleados, como una pyme que improvisa una reunión de personal al lado de la máquina de café, es imprescindible ofrecer al empleado las respuestas que busca, no sólo porque lo manifiesta abiertamente, sino porque muchas veces su intranquilidad se refleja en su rendimiento. “Si a la confianza y honestidad le sumás buena comunicación, la gente sabe donde está parada. Esto no te saca de la crisis pero te genera menos dolores de cabeza, disminuye las percepciones negativas en cuanto al futuro y te incinera rumores rápidamente”, explica Giménez Zapiola.
Y vaya si estoy de acuerdo. Una de las cosas que confirmo a diario producto de mi experiencia laboral es que “todo se sabe, todo se ve”. Si bien esto es un hecho que los comunicadores conocemos por nuestra preparación académica (el axioma de Watzlawick que afirma que “todo comunica” es un clásico que no pierde vigencia), el día a día no hace más que reafirmarlo. Es una burda tontera pretender tener secretos internos en una empresa pyme, por ejemplo, en la que los empleados están separados por escasos dos metros.
Y si bien es cierto que algunas decisiones deben resguardarse en el amparo de la confidencialidad estratégica del negocio, Sr. Gerente PyMe, no espere que sus empleados no hablen entre sí. Un aumento a un colega, una inminente nueva incorporación o un cambio en la estructura del departamento son cosas que –lamento informarle, Sr. Gerente PyMe- sus empleados ya saben desde antes de la reunión a la que Ud. convoca. De ahí que en una estructura pequeña los tiempos se acorten, y entre la decisión y la notificación existan valiosos días (o muchas veces, minutos apenas) para ganarle de mano a las “reuniones informales en el patio interno donde se fuma”. Ofrecer al empleado el anuncio oficial sin duda le brindará más amparo y menos incertidumbre que un chisme de un colega.
Después de todo, como afirman Rey Lennon y Bartoli Piñeiro en Reflexiones sobre el management de la comunicación, “los empleados son el público más complejo, sensitivo y sensible de la organización. Creen que se han ganado el derecho (N de R: Técnicamente lo han hecho) a que se les comunique de manera progresiva y regular sobre lo que sucede en la organización. Entre otras razones, porque “todo” les compete “personalmente”. Poseen un fuerte sentido de propiedad porque han trabajado en el negocio”
Revalorizar al profesional. Seguir sus progresos. Evaluar su rendimiento emocional. Anticipar sus inquietudes. Comprender sus contextos. Premiar su lealtad y Respetar su valor laboral y humano en el entramado organizacional: Revalorizarlo.

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