30 noviembre, 2009

Muchos libros se han escrito acerca de las habilidades que debieran cosechar los líderes en general y los jefes en particular. Muchos seminarios se han ofrecido en materia de coaching organizacional y manejo de personas para intentar dilucidar las claves de un mando exitoso. Pues bien, no hay que ir tan lejos ni necesariamente consultar a los grandes gurús del tema.
Me hago eco de un breve y exacto post de mi colega bloggero Francisco Alcaide Hernández que resume la respuesta en tres precisos conceptos al alcance de nuestras manos:

Respeto: a la dignidad de ser humano. Según un estudio de Otto Walter entre 750 empleados lo que menos soportan éstos de sus jefes es que le falten el respeto. El 49% así lo señaló. En la corrección siempre se tiene en cuenta al otro; en la agresión, no.

Justicia:
Un directivo debe ser, ante todo, justo; y justo significa a cada uno lo que se merece, ni más ni menos. Las injusticias son tremendamente dañinas para el compromiso de las personas, y conviene recordar que el talento es el producto de competencias (saber) por el compromiso (querer); donde éste último factor actúa como apalancamiento y elemento diferenciador.

Coherencia: el desfase entre palabras y hechos; el divorcio entre pensamiento y acción; la ruptura entre lo que se proclama y lo que se hace es demoledor para los equipos de trabajo. Decía Albert Schweitzar, "el ejemplo no es una de las maneras de influir en los demás, es la única".

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